Desdela esquina se oyen los acordes empalagosos del bandoneón. A mitad decuadra, una copa roja de neón se adueña de la noche. El TuertoGutiérrez entra a la milonga con la luna envenenada en los ojos. Laorquesta de “señoritas” suda alcohol sobre el escenario. A los costadosse apretujan mesas y sombras de hombres y mujeres.