LA NADA
Desde que la pantalla de control se había apagado, el ingeniero Eduard Smith se consideraba el más desdichado de los hombres.
Intentó, empecinado, darle órdenes a la computadora central, sabiendo de antemano que toda acción era inútil. Mentalmente revisó cada uno de los pasos a seguir ante casos de emergencia. Estaba seguro de que los había ejecutado con p`recisión, sin obviar... Continuar leyendo