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POETISAMAYOR
BLOG DE POETISAMAYOR,EL LUGAR DÓNDE SOY MÁS YO QUE NUNCA Y TAMBIÉN MI REFUGIO ... LA LITERATURA. TE INVITO A VER UN POCO DE MI INTIMIDAD.
14 de Marzo, 2009 · General

el viaje

El viaje

Había salidodel pueblo a las cuatro de la madrugada. Llevaba la camioneta repleta decochinillos faenados para vender en los restaurantes de Puerto Madero y zonanorte. Debía apurarse, la ciudad sería un horno al mediodía, no habría dóndeestacionar y cada restaurante tenía su horario de proveedores.

Aún era denoche y, como siempre, estaba sin dormir y preocupado. Revisó la guantera yextrajo una botella de gaseosa, el cigarrillo le secaba la garganta.

La ruta 41tenía poco tráfico, cada tanto se cruzaba con algún camión o micro de largadistancia. Se distrajo pensando que a una de las parideras no llegaba sufienteagua del molino ¿Sería que el canal estaría tapado de pastizales? Tendría querevisarlo por la mañana.

Faltaba unahora y media para que amaneciera, sin embargo, el sol había aparecido de golpeen el horizonte como un disco de oro refulgente. Ese recorrido lo hacía todoslos miércoles. Conocía de memoria el trayecto, los tramos donde el asfalto seencontraba destruído, las curvas y los puentes.

Prendió uncigarrillo y bajó la ventanilla. El aire fresco ayudaría a superar elcansancio.El disco dorado había aumentado al doble de su tamaño.

La crisiseconómica del campo había afectado la producción de cochinillos, habíanaumentado los impuestos,los alimentos balanceados y las vacunas.

Vio losfocos rojos del camión acercarse rápidamente y disminuyó la velocidad. Elchofer le indicó con sus luces intermitentes que podía pasarlo. Puso el guiñoizquierdo y aceleró.

La sequíaestaba azotando la región y los pastos secos eran arrastrados por el viento.

Puso un cd. A las ocho ya estaría descargando los primeros ciencochinillos en los diversos restaurantes de Capital Federal.

Pasó alcostado del acoplado agradeciendo la advertencia con un corto bocinazo. Lasrayas blancas del asfalto se conviertieron en una cinta doble amarilla.

Para colmo,los pedidos de esa semana habían sufrido una baja considerable y él se habíavisto obligado a ajustar los márgenes de ganancias como para salvar los sueldosde sus empleados.

Venía lacurva a la derecha y después el cruce del arroyo. El cielo comenzaba a teñirsede naranja, cosa extraña, todavía no era tiempo de alborada.

Bajó lavisera del parabrisas y lamentó haberse olvidado los lentes oscuros. Cambió lamúsica por un programa de radio rural. Giró el volante hacia la derecha paraseguir la curva y retomar la recta. A quinientos metros notó la columna dehumo.

Ojaláconsiguiera el 50% del pago en efectivo y el resto en cheques. No le gustabaregresar con mucha plata encima. Llevaba una pequeña caja de caudales peroexistía la posibilidad de un asalto en esa ruta con tan pocos controlespoliciales.

El locutorinformaba que en el kilómetro 180 el camino presentaba densa humareda por laquema de los campos adyacentes. Otra vez llegaría después de hora a destino.

El sol estabasobre su cabeza, el humo era un sinfín de puntos luminosos disparados sobre losvidrios.. Al entrar en la opacidad del aire subió la ventanilla y puso lasluces altas.
La chancha215 tenía mastitis, había que destetarle la lechigada hasta que sanara.

¡Qué sopor!El techo de la camioneta parecía un globo inflado traslúcido. Entrecerró losojos. Iba a 90 y le parecía estar detenido. La humareda se interrumpía alllegar al círculo de luz enceguecedor y continuaba en el borde opuesto. ¡Cómodistorsionaba la visión el fuego! Sudaba. La botella de gaseosa estabahinchada, su contenido parecía hervir.

En “Moltopiaccere” tenía que reclamar las cajas de telgopor que había dejado el miércolesanterior.

Tendría queestar la policía ¿no? Era un milagro que no se produjera un accidente.

Un rayovioleta le dio en el medio del pecho y lo traspasó. Pisó el acelerador, en casalo esperaba la cena ¡Qué momento espectacular! Al carajo con las obligaciones, élestaba en la gloria.

Se soltó delvolante y sus manos subieron sobre su cabeza. Sintió que lo jalaban lentamentey tuvo un acceso de risa.

El sol caíadetrás de los edificios ¡Qué bien se sentía! Todo iba a salir de maravillas. Afin de mes tendría el dinero suficiente para irse de vacaciones. El país saldríaadelante. Adelante tenía el cartel de la autopista.

La camionetavacía tomó velocidad y se perdió entre los muchos coches que a esa horacirculaban hacia la provincia.

La botellade gaseosa explotó salpicando líquido por todo el tapizado.

De reojo viola luna ¿una luna rodante? Perderse tras los maizales.

 


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publicado por poetisamayor a las 00:32 · Sin comentarios ·  Recomendar
 
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