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POETISAMAYOR
BLOG DE POETISAMAYOR,EL LUGAR DÓNDE SOY MÁS YO QUE NUNCA Y TAMBIÉN MI REFUGIO ... LA LITERATURA. TE INVITO A VER UN POCO DE MI INTIMIDAD.
08 de Febrero, 2009 · General

la nada

LA NADA

Desde que la pantalla de control se había apagado, el ingeniero Eduard Smith se consideraba el más desdichado de los hombres.

Intentó, empecinado, darle órdenes a la computadora central, sabiendo de antemano que toda acción era inútil. Mentalmente revisó cada uno de los pasos a seguir ante casos de emergencia. Estaba seguro de que los había ejecutado con p`recisión, sin obviar ninguno, tal como tantas veces los había practicado en el simulador.

Se movió lentamente por el cubículo hacia el sector de los reactores. Allí el panel indicaba con una luz roja que el suministro de oxígeno estaba disminuyendo. El reloj molecular informaba que sólo le restaban dos horas antes de la despresurización.

Flotando, siguió hacia la cabina de almacenamiento de los trajes espaciales. Como un simio grotesco iba tomándose de las manivelas del techo. Pasó por delante de la escotilla y detuvo su marcha. A través de la pequeña abertura vio, a lo lejos, las luces intermitentes de la Estación Madre, sobre la oscuridad impenetrable del universo.

Posiblemente sus compañeros estarían tratando de comunicarse con la NASA para reportar la avería del módulo interestelar.

La salida había sido de rutina para controlar el estado de los satélites de comando. El capitán Taylor había ordenado que la misión fuera llevada a cabo por dos astronautas pero Roberts, a último momento, tuvo una indisposición en su sistema renal y èl pudo convencer al jefe de que podría realizar solo ese trabajo tan habitual.

Ahora estaba arrepentido, incomunicado y sin poder discernir las causas del inconveniente.

Al principio había dado un giro de 360 grados alrededor de la Estación, sin observar nada en particular. Con los brazos mecánicos había revisado y ajustado ciertas piezas de menor importancia, más que nada para probar la movilidad de las pinzas electrónicas.

La voz del capitán Taylor le llegaba clara por los auriculares:

-         ¿Todo ok Smith?

-         Sin novedad Cap. Procedo a tarea de acoplamiento.

-         Bien, Ed. Misión cumplida.

Después pasó lo insperado. Un golpe seco sobre el flanco izquierdo desplazó el módulo más de doscientos metros. La sacudida lo tomó por sorpresa y golpeó con su cuerpo las tuberías de combustible. Quedó unos minutos atontado y con un agudo dolor en las costillas.

-         ¡Alfa I a Madre! ¡Responda! - gritó por el comando de voz.

-         ¡ssshhh…!- escuchó el sonido irritante de la interferencia.

Y, al segundo, la pantalla y las luces del tablero se apagaron. Supuso que algún meteorito vagando por el espacio había hecho blanco en el trasbordador. No encontraba otra explicación.

Las costillas le dolían ¿Ysi tenía afectado el pulmón? “No debo perder la calma, vendrán a auxiliarme pronto” trató de pensar con claridad. No pudo. Se sentía mareado y con nauseas. ¿Y si tenía lo mismo que Roberts? Ambos habían desayunado jugo de soja hidratado. Se pasó la lengua por los labios resecos. Miró la columna de mercurio. La temperatura había ascendido diez grados, demasiado para tan poco espacio. Un sudor frío le recorrió la espalda. Se dio cuenta de que debía orinar, su vejiga estaba a punto de estallar. El camino hacia el sanitario le pareció eterno, cada movimiento de los brazoz era una puntada en el pecho. Llegó hasta la puerta con la vista nublada, casi a ciegas se colocó la bolsa química e hizo pis. El líquido era de un extraño color rojizo. Deshechó la bolsa en el container de asepsia y volcó un poco de su contenido por la torpeza de sus manos.

Debía volver a controlar el registro de oxígeno pero eso significaba un penoso reptar hacia el otro extremo de la máquina.

La garganta se le había hinchado, ya casi le era imposible tragar su propia y escasa saliva. Se tomó del pasamanos y se quedó inmóvil, flotando en un sopor molesto. Con una última bocanada se soltó y sus dedos hinchados lucharon unos segundos para desabrochar las correas del traje que le oprimían el cuello. Su cerebro disparaba órdenes incomprensibles. Hasta que supo que debía abandonar Alfa I antes de morir calcinado, deshidratado y sin aire.

Hizo un esfuerzo y se impulsó con las piernas hacia delante, girando sobre sí mismo, golpeándose contra las paredes, tomándose de todo cuanto le fue posible. Avanzó metro a metro hasta la sala con los equipos de salida. Como estaban listos para casos de emergencia no le resultó difícil enfundarse el traje espacial y colocarse el casco. Con un suave tirón de la cuerda, el equipo se infló y se sellaron todas las aberturas. El tanque de oxígeno a su espalda trajo alivio a sus pulmones oprimidos. Recuperó parte de la visión y su mano enguantada pulsó el botón de apertura de la escotilla. Salió disparado hacia la nada. Sus rodillas contra el pecho y los brazos cruzados sobre las piernas. Como una burda calesita vio por momentos las luces rojas, amarillas y verdes dela Estación dando vueltas y vueltas.

Flotar era maravilloso en medio de la negrura y sintiendo los latidos de su corazón marcando el compás de cada giro. La nada había ingresado a su cerebro a modo de mecanismo de defensa. Se sentía en profunda calma, los dolores habían desaparecido y dentro del traje la temperatura era tibia. Tan agradable como estar gravitando dentro de unh útero inmenso.

Cerró los ojos y en sus oídos el corazón le canturreaba: “Row row row boat, gentil down stream…”

De golpe dos tenazas lo tomaron de las botas y lo jalaron hacia delante muy dulcemente. Se dejó parir hacia ese nuevo instante, entre esos brazos mecánicos que lo acunaban.

Abrió los ojos y se encontró con la puerta de acceso del módulo Alfa II. Y allí, detrás de la escotilla, vio el rostro sonriente de Roberts, quien loco de alegría empezó a bailar, moviendo los brazos y las piernas y diciendo palabras que él no podía escuchar.

Él seguía oyendo a su propio corazón que susurraba: “merrily merrily life is but a dream”(*)

(*) Canción infantil estadounidense

Rema rema rema tu bote

Suavemente corriente abajo.

Alegremente alegremente

La vida es sólo un sueño.

Palabras claves,
publicado por poetisamayor a las 16:08 · Sin comentarios ·  Recomendar
 
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